Con un toque bohemio marino en sus locales, El Viejo Marino es sinónimo de comida casera con sabor a cocina mediterránea exótica, donde cada bocado invita a descubrir sabores.
ENTREVISTA
ENTREVISTA
El arquitecto, artista visual y docente universitario nos cuenta acerca de los desafíos que asumió este año, su interés en contar a Pindú en un libro, su mirada acerca del vínculo creciente entre los museos y la gente, y por qué nunca separó al arte de su arquitectura, y viceversa.
Empecemos por lo que suele ser el final de una entrevista. ¿Cómo te encontró el arte este año? ¿Cuál es el balance?
Fue un año muy productivo, expuse El ombligo del mundo en el Pinta Sud Asu, en ViedmaArte Galería. Fue una muestra muy importante para mí porque trabajé la historia del cerro Guazú, que conserva las inscripciones de arte rupestre más antiguas de Paraguay. Fue desafiante porque es la primera vez que incluyo una pintura de escala monumental; la idea era meterse dentro de ese paisaje grandioso, exuberante, sentir que uno estaba ahí. Y pintarla se sintió exactamente así.
También, este año ingresé a la Secretaría de Cultura como director de museos, una tarea nueva para mí. Tengo a mi cargo siete museos: Casa de la Independencia, Museo Histórico Nacional Bernardino Caballero, Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Cabildo de Pilar, Museo Campamento Cerro León, Museo Casa Oratorio Cabañas y Museo Dr. Gaspar Rodríguez de Francia.
Recientemente se realizó la séptima edición de La Noche de los Museos, ¿qué está pasando en la gente con relación a estos espacios?
La sociedad demanda espacios y acciones culturales. Las actividades que se realizan están colmadas de personas curiosas, con ganas de disfrutar nuestro producto cultural. De hecho, estamos iniciando un programa que incluye a todos los museos, el cual busca proyectar una dinámica diferente para estos espacios. Se denomina Museo Vivo y la primera acción se desarrolló en el marco de La Noche de los Museos. La idea es incorporar a la visita guiada que regularmente se hace, una performance; que la gente pueda recorrer y disfrutar de toda una escena artística.
Si bien hay una marcada presencia de lo digital en el mercado del arte, este y otros eventos traen de regreso la posibilidad de acercarse y mirar de frente una obra. ¿Qué valor tiene el hecho de volver a lo analógico de esta experiencia?
Las experiencias ciudadanas son las vivencias de los espacios concretos; de la calle, el museo, la plaza, el edificio histórico, el teatro, etc. Es decir, la ciudad es un escenario artístico. Para mí, el proyecto de revitalización de Asunción tiene que ver con que la misma ciudad es el museo vivo. El testigo, que es la persona que asiste, recorre, disfruta y participa, es parte de la obra. Esa relación me interesa potenciar; es el concepto que quiero trabajar, no mirar al arte como una cuestión estática.
Ya que mencionás el hecho de que uno puede incluirse dentro de la experiencia artística. ¿Qué te pasó con la obra de Pindú? ¿Cómo decanta esa relación en un libro?
Pude conocer muy brevemente a Pindú y trabajar en su estudio durante un tiempo, así que tengo un recuerdo muy puntual. Muchas cosas me pasaron con su obra, pero creo que principalmente me ayudó a conocerme. Ver cómo trabajaba sin separar la arquitectura del arte. Considero que dejó un legado extraordinario para la arquitectura en Paraguay, y marcó un tiempo especial, la declarada arquitectura posmoderna.
Cuando empecé a trabajar “Pindú, el viaje” ya habían pasado 27 años de su muerte y no existía un libro sobre su obra. Por eso, este material toma todo su universo; sus escritos, su poesía, su dibujo, su boceto, su caricatura, su grabado y su arquitectura. Todo tiene que ver en su producción artística y arquitectónica, fue un maestro para mí.
“Pindú, el viaje” es un recorrido visual por toda su obra, ¿hubo, además, mucha teoría en el proceso de investigación?
Sí, aunque Pindú no era teórico, no escribía o no creo que haya tenido interés en reproducir una teoría con respecto a lo que hacía. Pero su obra, tanto en arquitectura como en arte, es tan rica que a partir de ese testimonio es posible construir vínculos, relaciones y entender su reflexión.
Este material contó con la colaboración de varias personas que también investigaron sobre él; que le encargaron trabajos, coleccionistas, entre otros. Muchos aportaron para construir una idea sobre su concepto de trabajo, por eso está distribuido en capítulos.
Y en tu rol como arquitecto, ¿buscás siempre lo conceptual cuando proyectás un diseño?
Sí, por supuesto, le doy mucha importancia a lo intuitivo. Pero también a lo que quiere decir la obra. Es una manera de partir. Siempre hay una idea arquitectónica. En mi caso, me ayuda mucho la experiencia visual, me da más libertad de explorar el aspecto escultórico o la forma de la arquitectura. Intento que exista una impronta, no con la idea de que sea inmediatamente reconocible, pero sí que el hecho arquitectónico pueda ser un acto simbólico, estéticamente hablando. Las funciones van y vienen, son muy cambiantes con respecto al tiempo.
Defendés la idea de que el arte y la arquitectura se vinculan. ¿Cuáles son las formas o los diálogos en común que encontraste en tus años de ejercicio?
Creo que todos. Porque la arquitectura es también algo esencialmente perceptivo y vivencial, como la obra artística. Para mí, la relación arte-arquitectura siempre fue una ventaja. Al final, la profesión es la que se adapta a tu vida, es decir uno incorpora ser artista o arquitecto a su vida y no al revés.
En ese sentido, ¿cómo es tu presente?
Sigo haciendo diseño arquitectónico y arte. Dejar alguno sería una pérdida. Además, soy docente de Arquitectura hace 29 años en la Universidad Católica y estoy enseñando Taller Experimental en el ISA.
¿Qué es lo más valioso de tu faceta como docente?
Resultó una experiencia realmente genial. Estoy en contacto con el estudiante que recién inicia, entonces el objetivo es abrir en ellos todo un universo de experimentación con las ideas, formas, materiales, modelos, etc. Es lo que más me gusta de lo que estoy haciendo, desarrollar la investigación, la exploración, el hecho de romper con los preconceptos.
A mí me interesa quebrar absolutamente eso, e instalar que el proceso creativo se debe trabajar; que requiere de oficio, de ejercicio diario. Yo creo en el trabajo y en que hay que dedicarle mucho tiempo, esfuerzo y pasión.
Por último, ¿hacia dónde sentís que está dirigiéndose el arte y la cultura en Paraguay?
Creo que está en un momento caleidoscópico. O sea, hay una producción extraordinaria, variante, cambiante y diversa, con muchos actores emergentes, y eso me parece genial.
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